Organizar jornadas, congresos o festivales es una actividad llena de retos. Es preciso gestionar personas invitadas, quién va a hablar y cuándo, que no falta de nada…

Cuando se trata de un público o de ponentes internacionales, se complica aún más. Hay que prestar atención a más diversidad. Es preciso tener en cuenta la interpretación de lenguas. A menudo, también hay que prever señales y programas preparados para personas que asisten desde diferentes países.

Coordinar todo eso de manera profesional es lo que garantizará que quienes participen en la actividad salgan contentos y satisfechos.